El arte y su poder para luchar contra la distracción
octubre 15, 2016 | Publicado por: Patricia Merello GuzmánInquietos, activos y llenos de vitalidad, los jóvenes tienden a que sus pensamientos vuelen y se centren en salir con sus amigos, el deporte que practica, la ansiada merienda o el videojuego que está a punto de completar. Son algunas de las diversas distracciones que les dificulta alcanzar la concentración necesaria para desempeñar su labor como estudiante. A ello se une el contenido de las materias que aparentemente les servirán de utilidad para su desarrollo profesional, ciencias, matemáticas, historia… considerados por la mayoría de los jóvenes poco atractivos y alejados de sus preocupaciones diarias. Desde la implantación de la LOMCE, los modelos educativos se olvidan de las áreas artísticas sin tener en cuenta que ciertas actividades son muy beneficiosas para mejorar los niveles de concentración de las mentes juveniles. De hecho, las calificaciones en países que cuentan con un amplio horario dedicado a la creación artística, la música o la danza son superiores que en el resto donde el fomento del arte es escaso.
Enfocar los pensamientos en una sola
dirección será determinante para un rendimiento académico óptimo que ayude a
los implicados a sentirse realizados. Por tanto, la práctica de toda actividad
vinculada al arte, mantendrá a los jóvenes inmersos en la consecución de la
misma y acostumbrará a sus cerebros a dirigir su total atención a aquello que
desee en cada momento. Su autoestima
crecerá al observar que con trabajo y esfuerzo logran resultados tangibles. A
su vez, estas prácticas artísticas llevan implícitas grandes dosis de
creatividad de modo que los jóvenes cuentan con un espacio para expresar sus
emociones y escapar de aquellos asuntos que le perturban.
La clave está en aprender a abstraerse
de cualquier elemento externo y sumergirse en una determinada tarea académica o
estudio de la misma forma en que recurren a ciertas actividades para evadirse
de los problemas que les conciernen. Para estimular y fortalecer la concentración
de los adolescentes existen multitud de ejercicios artísticos.
Los mandalas, de origen indio, presentan figuras geométricas y símbolos
para ser coloreados a modo de meditación. Estos dibujos lineales que resultan
estéticamente bellos se encuentran ligados a terapias espirituales propias del
budismo. Los adolescentes cuya atención suela despegarse de ellos, pueden
ejercitarla combinando multitud de colores.
Llevar a cabo manualidades resulta un
acto creativo cuya práctica mantiene a quien la realiza entretenido durante un
cierto periodo de tiempo hasta su finalización. De este modo, elaborar una
tarea desde el principio hasta el final puede ser trasladado al ámbito escolar.
Tocar un instrumento musical incrementa la productividad y concentración,
por lo que los individuos se convierten en personas asertivas. Asimismo, la música
instrumental puede influir positivamente en los jóvenes a la hora de estudiar
dado que favorece la producción de dopamina, una sustancia del organismo que se encarga de
generar la sensación de bienestar y concentración. Durante la infancia el
aprendizaje de poemas y canciones se trata de un buen entrenamiento cerebral.
Copiar dibujos requiere que los adolescentes
se fijen detenidamente en cada uno de los detalles mientras que la técnica del puntillismo consiste en crear imágenes
a partir de pequeños puntos.
La danza
en sus distintas manifestaciones, ya sea baile de salón, ballet o hip hop,
viene acompañada de un ejercicio físico que consiste en coordinar una serie de
pasos ordenados. Este hecho obliga a los jóvenes a permanecer atentos a sus
movimientos, sobre todo si la actuación se realiza en pareja o se trata de una
coreografía colectiva, lo que favorece habituar el cerebro a su estado de
concentración.
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