Mª Auxiliadora Nieto: "Hay que ayudarles a crecer y enseñarles a vivir"

febrero 11, 2017 | Publicado por: Nerea Marín


Los ves pequeños, sensibles, delicados, dependientes... En los primeros meses de vida, se habla de sus llantos para avisar de que tienen hambre o malestar, también se habla sobre el hecho de tenerlos en brazos, de su protección y de los cuidados especiales que necesitan. Sin embargo, los bebés se percatan pronto de que existe un interesante mundo a su alrededor y según van ganando autonomía en sus movimientos, ya no se conforman sólo con verlo, sino que quieren conocerlo y participar de él. Es entonces cuando su entorno adquiere una importancia diferente y especial. Es entonces cuando una mano que le acompañe y no le suelte jamás será su ventaja de que tras una caída vuelva a levantarse.
Pese a que ya no muestren esa necesidad de apoyo, porque quieran demostrar su valía, los adolescentes también necesitan esa mano. "Una planta crece sana y fuerte si cuando siembras su semilla en la tierra la cuidas y le echas agua para que crezca. Igual ocurre con los niños hay que ayudarles a crecer y enseñarles a vivir". Esto es lo que piensa María Auxiliadora Nieto, conocida popularmente como "La Tata", una profesora de infantil con casi 20 años de experiencia, que ha visto crecer a bastantes niños de la barriada de la Macarena de Sevilla.
El 48% de la población infantil española entre 12 y 16 años no mantiene con sus padres relaciones positivas o de acercamiento, mientras que casi una tercera parte del mismo grupo considera que en su casa no se respeta al niño ni se le tiene en cuenta. Estos son algunos de los datos obtenidos en una encuesta realizada por el Equipo de Investigación Sociológica (EDIS) con el fin de averiguar y analizarla situación del menor en la sociedad española, sus problemas materiales y psicológicos y las posibles soluciones al respecto. “Darle las herramientas adecuadas a un bebé le puede trascender e impactar su vida y la de su familia, y puede ser una gran inversión que se le vea rentabilidad en la adolescencia", señala la profesora de infantil.
Los niños que provienen de familias con riesgo de exclusión social viven situaciones conflictivas. Entonces, "en las aulas con infantiles, los docentes debemos estar muy atentos a los comportamientos de los pequeños, por si necesitan una atención especial. Si ellos están viviendo una crisis emocional deben ser tratados no ignorados", comenta María Auxiliadora. En este sentido, si "los progenitores perciben sueldos bajos y tienen además déficit de cualificación, al llegar al hogar, pueden desahogar su tensión y su frustración con los hijos. El niño adquiere complejos y miedos que van a marcarle en su adolescencia e incluso en su madurez y que incidirán en su inadaptación social", explica la profesora de infantil.
"La edad juvenil es la más sensible y vulnerable", afirma Auxiliadora Nieto y añade "se vive una fase de imitación. Ellos pretenden ser adultos adoptando la conducta de sus progenitores o tutores". Como consecuencia, los antecedentes familiares y educativos influyen decisivamente en su conducta. La familia es el primer núcleo donde el individuo aprende las normas de la comunidad, por tanto, "si unos padres tienen conductas delictivas, el joven tendrá propensión a infringir las reglas", opina la profesora de infantil. 
La inadaptación de los jóvenes es, en casi todos los casos, una reacción a las contradicciones de la sociedad. No todos los individuos que componen la comunidad poseen los recursos económicos. "Estos jóvenes menos privilegiados, frustrados y resentidos se aíslan del resto de la comunidad, se sienten marginados y se saltan las normas legales o incurren en la delincuencia, para llamar la atención de su alrededor o sentirse parte de su círculo social", opina la docente. Según el estudio de EDIS, el 16% de la población infantil consultada dice que en su casa existen malos tratos, insultos, riñas fuertes y alcoholismo; el 30% confiesa haberse fugado alguna vez de casa o haber tenido intención de fugarse, y el 39,8 % se queja de pasar menos de dos horas al día con su padre, lo que genera distanciamiento, incomprensión y soledad.
Tener autocontrol significa manejar conscientemente nuestra existencia conociendo nuestras posibilidades y nuestros límites. Parafraseando a Confucio, “saber lo que se puede y lo que no se puede. Esa es la característica del hombre que sabe”. La situación familiar se proyecta en la escuela, por eso "los docentes tienen como misión transmitir pautas y normas de comportamiento, inculcar respeto al orden establecido y uniformar conocimientos, valores y prácticas consideradas buenas socialmente", piensa María Auxiliadora.
El informe de EDIS señala la incidencia del ambiente familiar en la actitud del pequeño en la escuela: un 68,4% de los niños con ambiente familiar aceptable asiste con regularidad a la escuela y sólo un 4,2% falta frecuentemente. En cambio, de los niños con ambiente del hogar deteriorado, la cifra de asistencia regular a clase es de un 43,2% y la de faltas constantes de un 14,1%. Por eso, desde el sistema educativa, bien sea guarderías, colegios o institutos, según María Auxiliadora, "lo que se debe hacer es analizar a los niños menores y ver en qué áreas de desarrollo se les puede estimular valores positivos”, señala y especifica que "para ello se hace necesaria la capacitación constante del personal de las guarderías, y la colaboración de los padres o tutores". Por tanto, "no solo debemos educar a los niños desde la escuela, sino que también debemos brindar herramientas para que los padres lo hagan en casa”, señala María Auxiliadora y apostilla "la prioridad es primero que el responsable del menor sea capaz de dirigir el proceso de socialización del niño, de manera que el día de mañana pueda incorporarse a la comunidad como un miembro más, aceptando, conociendo y respetando las normas para crecer; dejando atrás riesgos de exclusión social".

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