Marina Ojeda: “Los niños necesitan un espacio donde poder expresarse y sentirse autónomos”
diciembre 17, 2016 | Publicado por: Patricia Merello Guzmán
Apasionada del
mundo del arte y con ganas de usarlo como herramienta terapéutica, Marina
Ojeda, dedica su tiempo a ayudar a todo tipo de colectivos a expresar aquello
que guardan en su interior mediante la creación libre. Optó por formarse como
arteterapeuta en la Universidad Complutense de Madrid y se especializó como terapeuta Gestalt. Actualmente, combina su trabajo con el
desarrollo de su propia obra artística.
Como manifestación de creatividad y sentimientos, la arteterapia se ha implantado como un método terapéutico que pretende generar cambios en las circunstancias problemáticas. “Se trata de poder expresar a través de diferentes recursos y técnicas y todo tipo de materiales todo aquello que la persona necesita”, explica Marina Ojeda en una habitación pequeña y acogedora repleta de ceras, lápices, botes de pinturas y rotuladores de diversos colores. “Normalmente se usan materiales muy sencillos, muy fáciles de usar”, añade.
Como manifestación de creatividad y sentimientos, la arteterapia se ha implantado como un método terapéutico que pretende generar cambios en las circunstancias problemáticas. “Se trata de poder expresar a través de diferentes recursos y técnicas y todo tipo de materiales todo aquello que la persona necesita”, explica Marina Ojeda en una habitación pequeña y acogedora repleta de ceras, lápices, botes de pinturas y rotuladores de diversos colores. “Normalmente se usan materiales muy sencillos, muy fáciles de usar”, añade.
Psicología y arte se fusionan en la formación de un
arteterapeuta. “Es importante conocer ambas partes, tener bagaje y recursos en
las dos direcciones”, dice la arteterapeuta. Además, expone que “es muy recomendable tener
un trabajo personal, o sea, hacer terapia. Vamos con la idea de formarnos y
asimilar conocimientos, pero yo internamente tengo un montón de conflictos y, a
la hora de trabajar con alguien los estoy poniendo ahí”.
La luz que entra por la ventana
se refleja en el rostro de Marina mientras cuenta cómo trabaja a través de la
imagen simbólica que le ofrece el dibujo, la pintura, el modelado o el collage.
“Lo importante no es el resultado, tampoco es importante la estética, sino más
bien el proceso y el mensaje que esa imagen me devuelve una vez creada”,
comenta.
Además de los adultos, los
niños también pueden beneficiarse de esta actividad alternativa dado que, según
Marina, “necesitan un espacio donde poder expresarse, sentirse autónomo, sentir
que tienen sentido en sí mismos”. “La
niñez está muy castigada por el sistema educativo porque los adultos no
entendemos muy bien respetar los ritmos de los niños”, agrega. La figura de la familia juega un papel fundamental a la hora
de llevar a cabo cambios satisfactorios. “Lo difícil en el trabajo con los
niños, más que los niños en sí, es el contexto”, manifiesta la
experta.
Imaginación y colores son
elementos básicos en una sesión de arteterapia en la que primeramente, se
establecen dinámicas con el fin de que se sientan cómodos. Marina Ojeda explica que “es un espacio libre donde
el niño puede elegir lo que quiere hacer. Mientras más objetos, más fácil es
para el niño entrar en contacto con aquello que necesita”. También comenta que
trabajar con los síntomas y la dificultad que el niño trae es muy personal y mucho menos directivo de lo que la
gente cree. Se dedica a observar las creaciones de los niños y plantear hipótesis a partir de
ellas, no obstante, “jamás interpretamos. Cada persona tiene sus propios
códigos, entonces, si yo interpreto estoy poniendo más de lo mío” y prosigue,
“un niño que solo pinta en blanco y negro no tiene por qué estar contando algo
que yo asocie con lo dramático”.
Esta terapia alternativa se
acerca a niños que viven en un ambiente de violencia de género, casos de
adopción e infantes con discapacidades o síndromes como el autismo o TDH.
Incluso superdotados, con los que Marina Ojeda
se relacionó en 2008: “Son niños muy especiales pero a nivel emocional y social
tienen mucha dificultad. Están muy desarrollados intelectualmente” sin embargo,
“están muy desconectados de otros aspectos de la infancia”. En este caso, la
arteterapia se encarga de que aprendan a relacionarse y a reconocer lo que
sienten.
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