Internet: el papel de los menores y el de los padres.
mayo 27, 2017 | Publicado por: Laura Gómez
"El cambio es ley de vida", ya lo decía J.F.Kennedy, y en las últimas décadas se han producido transformaciones vertiginosas con la llegada de Internet. El uso de esta herramienta es una práctica mayoritaria en los
jóvenes de 16 a 24 años, con un 98,6% en los hombres y un 98,2% en las mujeres.
Este dato, publicado en diciembre del año pasado por el Instituto Nacional de
Estadística, puede no ser demasiado sorprendente pues la mayoría de ellos no tienen el recuerdo de una sociedad sin Internet. Son lo que Marc Prensky denomina nativos digitales y para ellos las nuevas tecnologías se ha convertido en un pilar fundamental, al haber crecido rodeados de estas, y desarrollan en ellos otra manera de pensar y de entender el mundo. Pero a muchos de los progenitores no les resulta especialmente beneficiosa para sus hijos esta nueva comunidad digital, al contemplarlos prendidos a las redes sociales y a los móviles. Sin embargo, los cierto es que gran parte de los problemas de comunicación y relación que se producen cuando los adolescentes acceden a las TIC, y que tanto disturban a los padres, no guardan relación con estas tecnologías. En realidad, están ligados con la etapa en la que se les permite comenzar a utilizarlas, sin tener formación ni experiencia previa alguna, tal y como explica Guillermo Cánovas en "Cariño, he conectado a los niños".
Internet ofrece a los menores beneficios como la facilitación de la realización de tareas escolares, potenciando su capacidad de búsqueda y análisis; y el mayor acceso a la cultura, favoreciendo la continuación de su educación fuera de la escuela. Sin embargo, también son múltiples los peligros con los que pueden toparse en ella. Los scam, engaños o estafas que se llevan a cabo a través de la red; el ciberacoso, conducta hostil por la que la víctima es sometida a amenazas y humillaciones en la web; o el Grooming, persuasión de un adulto hacia un niño con la finalidad de conseguir que el pequeño realice actividades sexuales; son algunos de ellos. Ante esta situación en la que las nuevas tecnologías deben verse como oportunidades y también como riesgos, la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid aconsejó, con motivo de la celebración del Día Europeo de Protección de Datos del año 2012, que los menores deben recibir una correcta educación sobre el uso de las TCI y de las RRSS.
El papel de los
tutores, profesores y padres en esa formación digital tiene que ser enormemente
activo e importante, de modo que consigan concienciarles de que, entre otras
precauciones, deben hacer un uso responsable de sus datos en Internet. “Es
necesario que los adultos controlen y supervisen los contenidos y búsquedas que
los menores obtienen de y realizan en la Red”, es una de las advertencias que
realiza la Asociación Profesional Española de Privacidad (APEP) en su "Guía para menores", disponible en formato pdf. En ella se ofrecen algunas de
las claves necesarias para que estos grupos puedan contribuir a ayudar al
menor a desarrollar su identidad digital adecuadamente. Esta es algo realmente
primordial en la sociedad de la información que nos rodea y se podría definir como el rastro que cada
usuario deja en la red como resultado de su interrelación con otros individuos
o por la generación de contenidos.
Con
solo teclear el nombre y apellidos de algún sujeto en el buscador se pueden
hallar, en los distintos portales y las diversas redes sociales, informaciones como su
ideología, sus malos hábitos o sus pasatiempos más asiduos. Estos datos están
al alcance de cualquiera que esté interesado en conocerlos y van a jugar un papel clave en la primera impresión que se obtenga sobre la persona que los ha publicado. Por ejemplo, cada vez son más las empresas que, antes de contratar a un nuevo asalariado, escrutan su vida digital y deciden gracias a esa investigación. ¿Emplearían entonces a alguien que, en su pasada pero reciente adolescencia, publicaba multitud de imágenes degradantes hacia su propia persona? Sería poco probable. Es por ello por lo que se
debe ser especialmente cuidadoso con lo que se decide difundir en Internet y
por lo que hay que concienciar a los jóvenes sobre esa cautela, para que puedan desarrollar una identidad digital que les sea favorable en un futuro. Pero, ¿qué
ocurre cuando son los propios padres quiénes comienzan a construir la identidad
digital de los hijos?
La decisión de
difundir una foto un vídeo o cualquier otro tipo de información de los vástagos menores de catorce años pertenece a la esfera de la patria potestad, que en la
mayoría de los casos comparten ambos progenitores, sea cuál sea su estado
civil. Pero hay que apelar al sentido común y no acceder a que RRSS como
Facebook, Youtube o Instagram estén repletas de fotografías y vídeos de
menores, propagados por los padres, que capturen cada minuto de la vida
de los pequeños. Las primeras palabras, divertidos balbuceos y hasta
fotografías y momentos vergonzosos son publicados a mansalva… Esta
sobreexposición trae consigo numerosos riesgos para los niños y los padres
deben ser conscientes de ellos, actuando con la misma responsabilidad que se
les pide a los menores ante los peligros de la red para proteger la imagen de
estos últimos. No hay que olvidar que, como recoge el artículo 18.4 de
la Constitución Española, la protección de datos de carácter personal es un derecho fundamental
de todas las personas. Y,
sobre todo, es un derecho fundamental de aquellos que todavía no pueden decidir
sobre su propia identidad digital.
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